Solidaridad

Si alguien nos hubiera dicho hace poco más de un año que ahora mismo íbamos a estar como estamos, más de uno habría llamado loco, histérico o alarmista al emisor. Pero aquí estamos.

Que el ser humano es capaz de lo más hermoso y lo más abyecto es un hecho constatable cada día. Pero cuando estamos en mitad de una pandemia ambos extremos son aún más llamativos.

Si a la situación de estar viviendo una pandemia (algo que no sucedía desde hace cien años), le sumamos la peor tormenta de nieve en setenta, ya pensamos que nos ha mirado un tuerto.

Pero, como de todas estas situaciones se aprende y de todo en esta vida hay que sacar experiencias que nos harán no cometer los mismos errores del pasado, lo mejor es meter lo bueno en nuestra mochilita personal y continuar el viaje.

De la pandemia quiero quedarme con todos aquellos profesionales que han estado en primera línea de fuego, cuidándonos, alimentándonos o protegiéndonos. Quiero quedarme con los aplausos en el balcón, con los saludos a los vecinos, las canciones en grupo o los “Veo, veo” desde las ventanas. Quiero quedarme con la ayuda desinteresada y con las muestras de gratitud y apoyo. Pero no quiero las fiestas ilegales, los botellones, el nerviosismo, la apatía, los negacionistas y, por supuesto, el virus y la pérdida de vidas.

Con Filomena pasa algo por el estilo: me quedo con lo bonita que es la nieve, la sensación de felicidad al ver a la gente jugando con ella, la excepcionalidad, el recuerdo de las fotos y el trabajo en grupo despejando caminos, aceras, garajes o sacando coches; pero no quiero los problemas que genera, los trastornos de movimiento o el vecino que no te presta su pala, pero que sí te la alquila. 

Tanto con la Covid como con Filomena, hemos aprendido a descubrir a aquellas personas que queremos a nuestro lado. Las crisis y las adversidades son las que te demuestran qué personas son prescindibles y qué personas pueden tener tu confianza para siempre. Por eso debemos ver esta etapa como una buena forma de hacer limpieza y saber con claridad quién estorba y quién puede ser una apuesta de futuro… aunque sólo sea hasta la próxima crisis.

Todos tenemos la posibilidad de ayudar al de al lado y todos tenemos la posibilidad de recibir ayuda. Todos tenemos la opción de ser prescindibles o imprescindibles para los que nos rodean. ¿En qué grupo quieres estar tú? ¿En qué grupo crees que estás tú?