No todo vale

No todo vale

Quien más y quien menos, actualmente, tiene algún perfil en las Redes Sociales. Muchas son y muchas cosas ofrecen. 

Desde la posibilidad de crear micro historias, hasta la de publicar fotos de nuestros viajes o de escribir reseñas de cualquier local que se visite. Hoy en día, internet y las redes sociales nos ofrecen mil y una opciones de entretenimiento a golpe de ratón o con un simple smartphone o teléfono inteligente y sin necesidad de levantarnos del sofá. Y es ese golpe de clic el que ha conseguido que, poco a poco, nos hayamos vuelto más vagos, menos pacientes y con un bajo nivel de tolerancia a la frustración. Conseguir un libro, unos zapatos, un televisor o incluso comida, casi en tiempo real, ha hecho de nosotros una sociedad perezosa, caprichosa y tremendamente inmadura. Pero esta involución no es el mayor peligro que encierran las Redes Sociales. El mayor peligro es el creerse inmunes e impunes.

Nos hemos acostumbrado a movernos entre las sombras amparados por el anonimato. Sin mostrar nuestro nombre, ni nuestro rostro. Un anonimato que nos permite poder decirle al vecino de enfrente (ese al que no soportas y al que te ves obligado a dar conversación cuando viajas con él en el ascensor), todo lo que te molesta de él sin que él pueda saber de dónde le viene el ataque. Nos permite acusar a cualquier otro usuario de cualquier defecto, pena o delito sin pruebas, sin despeinarse y sin miedo. Nos hemos acostumbrado a verter odio y asco a partes iguales contra todo y contra todos. 

Nos hemos acostumbrado a movernos entre las sombras amparados por el anonimato. Sin mostrar nuestro nombre, ni nuestro rostro.

La crítica constructiva ya no existe. Sólo la destructiva. Y, si podemos hundir a esa persona que nos cae regulinchi, mucho mejor. Somos francotiradores en el mundo 2D.

Como usuaria asidua y activa de Redes Sociales, he visto en los últimos meses ataques organizados al milímetro contra gente con la que no se comparte ideología. Derecha contra izquierda. Rojos contra azules… Y no. No todo vale.

Se nos ha olvidado que toda acción tiene su reacción y que todo acto debe (o debería), tener su consecuencia. Se nos ha olvidado sonreír por las mañanas a la persona de al lado. Se nos ha olvidado saludar y dar los buenos días. Se nos ha olvidado el por favor y las gracias. Se nos ha olvidado sugerir soluciones, ofrecer ayuda… y lo único que hacemos es exigir y criticar. Típico de una civilización caprichosa, inmadura y enferma.

Estamos en una época difícil. Histórica. Y, en lugar de tratar de aportar remedios, insultamos y desacreditamos. ¿Realmente es lo que queremos enseñar a nuestros hijos? ¿Realmente queremos dejarles una sociedad así?

En las últimas semanas he estado recibiendo ataques y acoso de todo tipo en las Redes Sociales. En un primer momento me lo tomaba a broma. Pero, cuando los comentarios pasan del chiste o chascarrillo al ataque personal o a la publicación de datos personales, ya no sólo es acoso, también es violación de la intimidad. Cuando se pasa de la publicación de esos datos a la insinuación sin pruebas, según lo que se insinúe, puede ser un atentado contra mi derecho al honor. Broma es reírse con el objeto del comentario o la acción; cuando nos reímos de alguien sin que ese alguien esté involucrado dicha acción, no es una broma, es una putada.

Pero, ¿qué hacer? Los usuarios nos sentimos desprotegidos ante esas campañas. La mayoría de mis amigos, familia y allegados me ha apoyado. Indicando que es normal que a un personaje público se le ataque, pero que no lo ven justo conmigo.

Y, ¿qué pienso yo? Que están equivocados en parte porque tampoco lo veo justo con personajes públicos. Con personajes que se limitan a hacer su trabajo de la mejor manera que pueden o saben y con mayor o menor fortuna. ¿Acaso los que atacan lo harían mejor de tener la oportunidad? ¿Se ofrecerían para hacerlo? ¿Se dejarían despellejar con gusto por quien no comparte absolutamente nada con ellos?

Es imposible estar de acuerdo con una persona al cien por cien. Es imposible no discrepar con cualquiera si se tiene un mínimo de personalidad. Pero, una cosa es la discrepancia dentro del respeto y otro la crítica destructiva. El linchamiento público en la plaza del pueblo que es una red social y en la que se busca el aplauso fácil y el me gusta de dos palmeros que, en el ascensor de tu casa, podrían no darte ni los buenos días, es inmoral, injusto y debería ser considerado delito. Insinuar que un cargo público tiene predilección por los menores de edad es una maniobra ruin y miserable. Sobre todo cuando no se tiene pruebas y cuando uno se ampara en ese anonimato para atacar a alguien que no cae bien o que no hace el trabajo como, según quien vierte la acusación, cree que debería hacerse. No. No todo vale.

Atacar a una persona en las redes sociales no debería salir gratis. Como no lo sale atacarla en la calle. Juicios por agresión, injurias o calumnias hay todos los días. Entonces, ¿por qué es tan difícil perseguir esos mismos delitos en las Redes Sociales? ¿Por qué es tan fácil salir impune? La Guardia Civil está desbordada a ese respecto y, a no ser que haya amenaza clara de violencia, apenas hace caso. Por lo que es necesario acudir con abogado o apoyarse en pruebas sólidas y contundentes. Y por eso los teleabusones campan a sus anchas. Porque saben que sólo en casos muy extremos acabarán respondiendo ante un juez.

Estos últimos días me he preguntado si la culpa es del sistema que lo permite o de la sociedad que lo transige. Pero, no. La culpa es de esos perfiles que se unen para desacreditar, atacar y destrozar todo lo que tocan con su ponzoña porque son incapaces de aportar soluciones o sugerir cambios. Son personajes hechos de hiel y odio.

Estas últimas semanas he sufrido física y psíquicamente por esos ataques. Insomnio, ansiedad, gastritis, esguinces cervicales, llantos descontrolados, rabia… y, sobre todo, frustración e incomprensión. Cuando sabes de dónde te viene la agresión puedes combatir o parar el golpe. E, incluso, alejarte si no quieres verte envuelto en una pelea. Pero, cuando esos golpes vienen de seres invisibles, sólo te queda tragar, recabar pruebas y esperar que cometan un error grave para poder denunciar ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y rezar…  rezar mucho para que tu denuncia vaya a buen puerto.

Son esos embates los que dejan las laceraciones más profundas y dolorosas. Porque se reciben sin venir a cuento de gente que no tiene intención de conocerte. Sólo por el simple hecho de herir y hundirte. Y no, no todo vale.

Podría hacer oídos sordos a sus ataques como perfil anónimo que soy. Pero, cuando se publican datos míos personales se me está poniendo una diana en la espalda que jamás he pedido tener y de la que he estado escondiéndome desde hace más de veinte años.

Cuando se publican datos míos personales se me pone en una situación de desventaja y se aporta información fácil para mi identificación en la calle. Y eso es delito.

Me gustaría terminar estas líneas pidiendo a los que las leen que hagan un ejercicio de reflexión y piensen en cómo actuarían si un día sus hijos volvieran a casa llorando porque llevan semanas recibiendo el acoso del matón del colegio. ¿Lo dejarían correr? ¿Le quitarían hierro al asunto? Entonces, ¿por qué comportarnos así con otras personas?

Nos hemos acostumbrado a que el anonimato lo oculte todo y no. No todo vale.

Related Posts

Somos como somos

Somos como somos

Teníamos interés en probar a insertar un Tweet en un mensaje. No una foro estática, sino directamente el mensaje que permita ver las reacciones, el restos del hilo, las respuestas, ... Lo hemos visto en otros medios y queríamos probarlo. Había que buscar un ejemplo y...

El 15M en la #15MPEDIA

El 15M en la #15MPEDIA

El 15M, también conocido como Movimiento 15M, Los Indignados, Toma la plaza o Spanish Revolution,[1][2][3] es un movimiento social surgido de la indignación popular...

Sobre las 1000 viviendas del Nuevo Tres Cantos

Sobre las 1000 viviendas del Nuevo Tres Cantos

AVISO: ENTRADA EN OBRAS. Vuelve pronto. Estamos trabajando en ello 24 abr 2015Las 1000 Viviendas: denunciamos el desamparo institucional de los vecinos que ocupan las 1000 viviendas de alquiler con derecho a compra. La deficiente gestión del PP en este asunto, ha...

3 Comentarios

  1. Anseal

    Época histórica, si. Pero con muchos histéricos que quieren callar o vilipendiar a aquellos que no opinan igual que ellos. Hablo de uno y otro lado.
    Tu punto de vista, como siempre, muy acertado

    Responder
    • La Rata Infecta

      Gracias, desconocido.

      Lamentablemente, la actualidad en las RRSS es así. No sé si será por la naturaleza intrínseca del hater, por la pandemia, por el cansancio del confinamiento, por el aplauso fácil o por creerse impunes.
      Pero es demasiado cansino ya.

      Responder
  2. Ayalguita

    Totalmente de acuerdo con tu artículo. Es ridículo cómo perfiles anónimos se burlan y atacan sin dar la cara, sin importarles el daño que se pueda hacer. Es vergonzoso.

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Sobre el Autor

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies