Hace 150 años de la Comuna de Paris. Durante dos meses y medio, la ciudad fué la cuna de la República Universal. Se autogestionó libremente hasta que las comuneras y los comuneros fueron reprimidos con extrema violencia.
La proximidad del 8 de marzo me anima a dar una visión feminista de aquel momento revolucionario.
La Comuna, la experiencia revolucionaria de la AIT, la 1ª Internacional, es de vital importancia para el movimiento obrero internacional, pero la amplia participación de mujeres le confiere una relevancia especial para el feminismo.
Muchas mujeres participaron activamente en el Comité Central Republicano de la Guardia Nacional que había sustituido al Ejército francés. Cuando el Presidente de la República Thiers, desde Versalles, ordenó la entrada de tropas en París, para hacerse con la artillería emplazada para defender París, fueron las mujeres quienes dieron la alarma a los batallones que defendían la ciudad interponiéndose frente a las tropas. Evitaron la confrontación, propiciaron la confraternización, e iniciaron la Comuna de París, el 18 de marzo de 1871.
Louise Michel educadora, poeta y escritora fue una de las principales figuras de la Comuna de París. Esta mujer fue la primera en enarbolar la bandera negra, símbolo libertario. Louise presidía el Comité de Vigilancia del barrio de Montmartre, una de las asociaciones vecinales creadas para organizar la defensa de la capital. Describió así el momento:
‘Fui colina abajo con mi fusil bajo el abrigo, gritando: ¡Traición! Pensamos en morir por la libertad. Nos sentimos como si nuestros pies no tocasen el suelo. Si morimos, París podría ser levantada. De repente, vi a mi madre a mi lado y sentí una terrible ansiedad, inquieta, había llegado, y todas las mujeres estaban allí. Por sí mismas interponiéndose entre nosotras y los militares, las mujeres se lanzaron sobre los cañones y ametralladoras, los soldados permanecieron inmóviles. La revolución fue hecha’
No sólo participaron en labores de intendencia o enfermería, sino que muchas estuvieron directamente combatiendo en las barricadas o como soldados, con el uniforme de la guardia nacional, para enfrentarse a las tropas de prusianas y francesas que intentaron conquistar la ciudad
Organizaron comedores públicos, escuelas y un servicio de ambulancia permanente. Crearon prensa hecha por mujeres para las mujeres, fundación clubes de agitación, formación y propaganda sobre la revolución.
Se creó el Comité Central de la Unión de las Mujeres que organizó a las parisinas en la Unión de las Cámaras Sindicales Federativas de Trabajadoras.
La Comuna de París proclamó la igualdad civil real entre hombres y mujeres que les negaba el Código Civil Napoleónico que establecía la sumisión de las mujeres a los hombres antes y después del matrimonio.
Durante la represión, conocida como la Semana Sangrienta, del 22 al 28 de mayo, muchas mujeres al frente de comités, clubes y otras organizaciones se incorporaron a las barricadas que resistieron, en un primer momento, el avance de los soldados vinculados al gobierno de Versalles y a los prusianos. Miles murieron en combate o fueron ejecutadas. Miles fueron detenidas, procesadas y deportadas de por vida.
Pero, incluso en la cárcel mantuvieron vivo el espíritu revolucionario contra las fuerzas opresoras. A través de Louise Michel sabemos que muchas encarceladas no aceptaron la caridad de las mujeres burguesas, adeptas del gobierno de Versalles, que se dirigían a las prisiones para aliviar levemente la situación de las represaliadas.
De la reseña del libro de Michel sobre la Comuna extraemos algunas frases: ¿Pueden las personas autogestionarse y prescindir de Estado? La primera respuesta directa surge en la Comuna de París: Se puede. La crónica minuciosa, en primera persona, de Louise Michel, señala también los errores cometidos, pero califica este movimiento revolucionario como un triunfo del movimiento obrero, un breve destello de un futuro igualitario, que pudo entreverse con la Comuna, pero que fue ahogado en sangre por la cooperación de antiguos enemigos que, ante este sueño de libertad, se alían y ponen de acuerdo para pasar por las armas a sus propios conciudadanos.
Louise Michel
La Comuna de París – Historia y recuerdos – 1898
Digitalizado desde el original.
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